El doctor Juan Francisco Lorenzo avisa de que “vamos hacia una sociedad individual al límite” y cree que es necesario que el modelo digital conviva con otro “más social

Burgos, 21 de marzo de 2024. El doctor Juan Francisco Lorenzo consideró hoy en Burgos que el aumento de problemas de salud mental en las personas jóvenes es una “consecuencia directa”, de una “sociedad que camina hacia la individualidad al límite”, que come sola, trabaja sola, consumo ocio sola, lo que está provocando “graves problemas” en los moradores del siglo XXI, y haciendo aumentar la patología psiquiátrica en todos los niveles. Así, cree que “es necesario recuperar esas sociedades de comunidad con vínculos sociales que no fomentan la soledad, sino que la combaten”. Algo que el facultativo “considera esencial” y “muy positivo”.

‘Modelo de sociedad y salud’ es el título de la conferencia que Lorenzo, especialista en Medicina Interna, abordó esta tarde en un repleto salón de actos del Colegio de Médicos de Burgos, dentro del Ciclo Charlas Divulgativas de Salud, que reúne cada mes en el Colegio de Médicos de Burgos a destacados profesionales de la Medicina para abordar distintas cuestiones relacionadas con la salud, en un foro abierto a la ciudadanía.

En base a su experiencia profesional de más de cuarenta años, el facultativo demostró “cómo el estilo de vida se encuentra directamente relacionado con las enfermedades que aparecen y se tratan en centros de salud y hospitales. Así, recordó cómo en los años 80 “tras la aparición de la libertad y esa sensación de desahogo” se multiplicaron las consultas relacionadas con el consumo de drogas y sustancias estupefacientes, dando paso después a un momento “devastador” tras la aparición del VIH. 

En la misma hizo un repaso a una enfermedad devastadora, provocada por un  “virus letal que nadie conocía”, que propició a las consultas de toda España, y de Burgos, de “enfermos en fases muy avanzadas que morían a los pocos meses del diagnóstico”.

“Aquellos años fueron realmente duros”, recordó Lorenzo, al rememorar el contacto con pacientes que “habían caído en la heroína y morían sin superar los 30 años”. 

Enfermedad cardiovascular y ansiedad

Ya en los años 90, con la estabilización económica “comprobamos como esa sensación de bienestar financiero se tradujo en un incremento de patologías asociadas al riesgo cardiovascular”, explicó el prestigioso doctor. Una realidad que propició el aumento de infartos, muertes prematuras y otro tipo de enfermedades cardiovasculares que de forma directa e indirecta pudieron asociarse “a esos niveles de vida superiores”.

Y ya en los 2000, y con una crisis de por medio y una incertidumbre global, “los médicos tuvimos que enfrentarnos a cientos de pacientes con ansiedad, depresión, y otro tipo de patologías derivadas en la mayor parte de los casos de ese miedo a no saber”, avisó Lorenzo.

A la par, los facultativos siguieron viendo patologías muy prevalentes en este comienzo del siglo siendo las principales causas de muerte, las cardiopatías, seguida de la diabetes y la demencia.

La pandemia que “nos dejó tocados a todos”

En el primer año de la pandemia por COVID-19, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%, según un informe científico publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El reporte también destaca quiénes han sido los más afectados y resume los efectos de la pandemia en la disponibilidad de servicios de salud mental y cómo ésta ha cambiado durante la pandemia.

“Si antes había ansiedad y depresión, después de estar un año aislados y encerrados, de ver cómo muchas personas de nuestro alrededor murieron, ya esto nos dejó tocados a todos”, aseveró Lorenzo, quien lamenta que esa realidad se haya traducido en unos “límites nunca vistos de suicido en población joven”.

Atender esa realidad, “es una necesidad” y por ello, cree que sociedad y gestores han de contar con herramientas que doten a los jóvenes y a los ciudadanos para que puedan “aprender a gestionar emociones positivas y aquellas que en ocasiones no lo son pero que también hay que aprender a sentir y a vivir con ellas”.

“Nos han hecho creer que vivimos en un momento de eterna felicidad o que la felicidad es constante. Los jóvenes se creen que no pueden fallar, que no se pueden frustrar y eso es un fallo social”, aclaró.

Con todo, consideró que sería positivo aprender a convivir con esos sistemas tecnológicos que “unen” y superar las barreras “de aislamiento” como el fomento del teletrabajo, las pantallas, etc para “quedarnos con lo bueno que tienen”. “Lo ideal es convivir con ese modelo pero nunca dejar de lado las relaciones sociales, las comidas con la familia, los viajes con amigos, o los cafés con compañeros de trabajo. Eso también es salud”, sentenció el facultativo, que entiende que «hay que atender a esa soledad no deseada» de forma inmediata.

Impulsado desde la Vocalía de Médicos Jubilados, el ciclo cuenta con otras dos sesiones que se llevarán a cabo hasta el mes de mayo, y en las que distintos facultativos abordarán temáticas como el peligro de la soledad y otros como los cuidados del sol.